No todo es color de rosas: las Cápsulas de Café se quedaron en el camino

Las cápsulas de café, sin dudas, revolucionaron la forma de tomar café en sus inicios porque… ¡era toda una novedad! Nada más rico que tomarse un cafecito expreso con aroma de bar en nuestra propia casa. Es prolijo, práctico y elegante. Pero tiene un gran problema del que no podemos hacer la vista gorda… el medioambiental.

Los productos alimenticios tienen que contar necesariamente con varias “capas” de protección dentro de su packaging para proteger la higiene y conservación del mismo. Pero en el caso del café en cápsulas, la gran cantidad de desecho está en su estructura misma (un 30%) y en su modo de consumir.

Lo cierto es que es un producto muy difícil de reciclar ya que tiene plástico, algo de aluminio y materia orgánica. Las grandes marcas de cápsulas de café están creando alternativas como cápsulas biodegradables o reutilizables, pero aún no es suficiente.

En varios países ya están regulando su uso porque, aunque son muy útiles y de gran calidad, son poco sostenibles. En Europa y Estados Unidos, las marcas líderes de cápsulas de café hacen grandísimos esfuerzos por procesar y reciclar las cápsulas de café que se colocan en diferentes puntos de recolección, pero algunas estadísticas señalan que solo el 18% de la población consumidora de cápsulas de café las reciclan. Los países que más toman café en cápsulas son Estados Unidos, Italia y España.

La clave para esta situación es tener un consumo consciente que nos genere hábitos de reciclaje de los envases de los productos que consumimos. O bien, volver a las formas tradicionales de preparar café, como la máquina de filtro, los saquitos o el café instantáneo.

Desde nuestro lugar como empresa del rubro cafetero doméstico hemos experimentado en carne propia este desaliento con respecto a las cápsulas de café.  No solo por esta característica de que es muy difícil reciclar o reutilizar sino porque muy poquitas semanas después del lanzamiento de este desarrollo que llevó muchos meses de trabajo, hubo una gran devaluación de la moneda de nuestro país y las máquinas de cápsulas pasaron de costar $4000 a $8000 aproximadamente. No todo es color de rosa, en el camino se aprende y se mejora, y ¡nosotros siempre queremos mejorar!